Arida Cutis

Una mirada al presente y futuro de las zonas áridas desde la ecología. Hablaremos de temas y lugares que nos acercarán a comprender mejor los ambientes áridos, cómo los estudiamos y cómo están cambiando en respuesta al cambio global en el que estamos inmersos.


Carroñeros: los «basureros» más desconocidos de las zonas áridas

Hoy, Esther Sebastián González y José Antonio Sánchez Zapata, compañeros de la Universidad de Alicante y la Miguel Hernández de Elche, respectivamente, nos hablan de la importancia de estas criaturas, quizás poco glamurosas a primera vista, pero bien importantes, que sobrevuelan nuestros cielos.

¿Por qué los carroñeros?

Las actividades humanas, como la caza y la ganadería, generan grandes cantidades de carroña cada año, que a menudo se abandonan en el medio natural. Además, muchos carnívoros cazan presas, pero sólo consumen parte de ellas, dejando el resto en el campo. Pero, ¿cómo son reciclados los nutrientes de estas carroñas en el ecosistema? Cuando estudiábamos las cadenas tróficas en el colegio, se nos enseñaba que los restos de animales y plantas eran reciclados por los descomponedores, hongos y bacterias que procesaban estos nutrientes y los convertían en compuestos asimilables para las plantas, cerrando el ciclo. Sin embargo, los libros mayoritariamente se olvidaban de un grupo de vital importancia en muchos ecosistemas: los carroñeros.

Poco estudiados y a veces con mala prensa, quizás por su aspecto y forma de vida, los carroñeros son animales que se alimentan de restos de animales muertos, conocidos como carroña, por lo que juegan un papel crucial en el flujo de materia y energía en los ecosistemas. De hecho, la mayor parte de las carroñas que aparecen en el medio natural son recicladas por carroñeros. Entre los carroñeros, el papel de los vertebrados es especialmente relevante por la gran cantidad de carroña que son capaces de consumir, y por lo tanto reciclar, en poco tiempo.

Hasta hace relativamente poco, el papel que juegan los carroñeros en nuestros ecosistemas era difícil de cuantificar. Sin embargo, la mayor accesibilidad de cámaras de fototrampeo y un mayor interés de la comunidad científica han fomentado, en los últimos años, que varios trabajos científicos revelen el papel crucial que juegan estas comunidades de carroñeros en el funcionamiento de los ecosistemas, ya que hacen más estables las cadenas alimentarias, aceleran el reciclaje de nutrientes y eliminan posibles focos de transmisión de enfermedades infecciosas proporcionando valiosos servicios ecosistémicos. Por ejemplo, un trabajo científico publicado en 2015 (ver aquí un video de presentación) calculó los costes en cuanto a emisiones de CO2 y costes económicos relacionados con la incineración obligatoria de ganado muerto tras la crisis de las vacas locas. Estos científicos encontraron que se invertían anualmente por los ganaderos españoles aproximadamente 58 millones de euros en pólizas de seguro y se emitían 77.334 toneladas métricas de CO2 (el equivalente al 0,1% de las emisiones anuales por transporte en España en 2012) por un trabajo que los carroñeros hacen gratis y sin emisiones. Estos trabajos también nos han permitido conocer que la carroña forma parte importante de la dieta de muchas especies, que comúnmente considerábamos como depredadores. Un estudio reciente, por ejemplo, muestra que más del 60% de 137 especies estudiadas consumen carroña, aunque previamente no se habían reconocido como carroñeros…. ¡y estamos hablando del año 2023!

Carroñeros en zonas áridas

La carroña es especialmente relevante en zonas áridas, ya que éstas pueden proporcionar una cantidad elevada de nutrientes en zonas con un bajo contenido de nitrógeno y donde la disponibilidad de agua es el principal factor limitante. Además, el reciclado de nutrientes en las zonas áridas es, en general, lento en comparación con otros ecosistemas, por lo que el papel que pueden tener los carroñeros vertebrados en el reciclado de materia orgánica de origen animal es mucho mayor, ya que consumen, y por lo tanto reciclan la carroña mucho más rápido que los descomponedores. Por otro lado, en las zonas áridas, donde la escasez de recursos es un desafío constante, el consumo de carroña se convierte para muchas especies en una estrategia de supervivencia valiosa.

Los buitres son los carroñeros por excelencia, ya que se alimentan exclusivamente de carroña (con algunas excepciones).  Además, presentan numerosas adaptaciones para la búsqueda y el consumo de la carroña como una visión desarrollada, potentes picos y un estómago con unas características que permiten el consumo de carne en descomposición. Existen 23 especies de buitres en el mundo, que conforman uno de los grupos funcionales más amenazados del planeta. Los ambientes áridos y semiáridos desde desiertos y sabanas a praderas, matorrales y montañas suelen acoger poblaciones de ungulados silvestres y domésticos que conforman la base de la dieta de la mayoría de los buitres. Además, estos ambientes abiertos favorecen sus estrategias de forrajeo que les permiten recorrer grandes distancias. De hecho, la mayoría de las especies de buitres se distribuyen en zonas áridas y semi-áridas, con la excepción de los buitres del Neotrópico, que además no están evolutivamente relacionados con resto de las especies de buitres. Los buitres neotropicales son capaces de habitar en ambientes más forestales, incluidas las densas selvas y el cerrado, gracias a la capacidad de algunas especies de zopilotes (Cathartes spp) para detectar las carroñas por el olfato.

Representación de las 23 especies de buitres del mundo con su nombre en inglés.

Además de los buitres, carroñeros obligados, también hay una gran cantidad de especies de carroñeros vertebrados facultativos, que consumen carroña de forma ocasional. Entre los carroñeros más destacados en zonas áridas se encuentran varias especies de aves y mamíferos, incluyendo águilas, córvidos, cánidos o algunos felinos. Por ejemplo, en algunos trabajos en España se ha visto que, en ausencia de buitres, la mayoría de las carroñas se consumen por mesopredadores, especialmente zorros. También se han detectado unas pocas especies de reptiles como el dragón militar (Ctenophorus isolepis) o el varano de arena (Varanus gouldii), encontrados en el Desierto de Simpson en Australia (como puede verse en este artículo y esta nota de prensa). Por ejemplo, en un trabajo realizado en el desierto del Gobi, en Mongolia, donde se siguió el consumo de carroñas de cabra y pollo usando cámaras de fototrampeo, se detectaron 3 especies de buitres y 5 especies de carroñeros facultativos, incluyendo aves y mamíferos.

Imágenes de varias de las especies de carroñeros vertebrados detectadas durante una expedición de campo en Mongolia en 2019. De izquierda a derecha, arriba: zorro Corsac (Vulpes corsac), perro doméstico (Canis lupus familiaris), buitre del Himalaya (Gyps himalayensis), cuervo (Corvus corax), Qubrantahuesos (Gypaetus barbatus), buitre negro (Aegypius monachus).

Amenazas y conservación

A pesar de su importancia ecológica, los carroñeros enfrentan una serie de desafíos y amenazas. Uno de los principales problemas es la pérdida de hábitat debido a la expansión humana y la degradación del suelo. Otra amenaza importante para los carroñeros en zonas áridas es el envenenamiento. En algunos lugares, los ganaderos utilizan cebos envenenados para matar depredadores que amenazan a su ganado. Desafortunadamente, estos cebos también son consumidos por carroñeros, lo que resulta en un daño grave a sus poblaciones. La mayoría de especies de carroñeros, como los buitres, son vulnerables a colisiones con estructuras humanas, como tendidos eléctricos y aerogeneradores, lo que puede causar la muerte de individuos y afectar a las poblaciones locales. Las zonas áridas son particularmente susceptibles a los efectos del cambio climático, lo que puede alterar la distribución y disponibilidad de recursos alimenticios, afectando la supervivencia de los carroñeros y la dinámica del ecosistema.

Para garantizar la supervivencia de los carroñeros en zonas áridas, es crucial implementar medidas de conservación efectivas. Esto implica la protección de sus hábitats naturales y la adopción de políticas para evitar el envenenamiento y la muerte por colisión con infraestructuras humanas. A veces, basta simplemente incorporar información sobre los «puntos negros» de mortalidad al establecer preferencias para colocar o corregir tendidos eléctricos y aerogeneradores, o hacerlos más visibles para evitar gran parte del daño. Reconocer el papel ecológico de los carroñeros y tomar medidas para protegerlos es una responsabilidad compartida que repercutirá positivamente en el funcionamiento de toda la comunidad.



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LOS EDITORES DEL BLOG

Fernando T. Maestre es profesor en la King Abdullah University of Science and Technology y miembro de la Real Academia de las Ciencias. Su actividad investigadora le ha llevado a trabajar en zonas áridas de seis continentes y ha derivado en más de 300 publicaciones científicas y de divulgación. Sus contribuciones al estudio de las zonas áridas y la búsqueda de soluciones a su problemática ambiental han sido reconocidas por premios como el Rei Jaume I, Categoría de Protección del Medio Ambiente (2020), y el Premio Nacional de Investigación Alejandro Malaspina (2022). Laboratorio de Ecología de Zonas Áridas y Cambio Global de la Universidad de Alicante

Santiago Soliveres Codina, profesor titular de la Universidad de Alicante, es un ecólogo interesado en las interacciones entre plantas, cómo se ensamblan las comunidades bióticas, las relaciones entre la diversidad y el funcionamiento del ecosistema, el efecto del pastoreo, cambios en el clima o el uso de la tierra en la biodiversidad, la restauración de ecosistemas antropizados, y la ecología de las costras biológicas del suelo. La mayor parte de mi investigación se centra en tierras secas. CodinaLab.

Jaime Martínez Valderrama es científico titular de la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC. Es especialista en desertificación y Cambio global. Apasionado de las montañas y los desiertos, es acérrimo partidario del enfoque holístico para comprender el funcionamiento de los socio-ecosistemas. Además es escritor y divulgador destacando, en este contexto, su libro Los desiertos y la desertificación.

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